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Sobre Juan José Benítez (J. J. Benítez) (página 2)




Enviado por Hermelando Alvíter



Partes: 1, 2

Puedo pensar que no encuentro artículos serios sobre
las obras de J. J. Benítez, porque para los profesionales
y verdaderos estudiosos de la historia, filosofía, religión,
teología y ciencia, esta
persona no es
más que un escritor oportunista y mercantilista, por lo
que no tiene sentido desgastarse rebatiendo sus barbaridades
científicas, históricas y religiosas. Lo cierto es
que muchas personas se creen lo que se les cuenta en una novela. Dicen:
"Sí, es cierto, así debió de ser",
"La ciencia
está muy avanzada y es factible lo que se plantea",
"Nosotros no sabemos todo sobre los avances científicos y
tecnológicos, los cuales son proyectos
sumamente secretos de los países más
desarrollados".
La gente sencilla, la gente poco letrada, no
está lo suficientemente acostumbrada como para saber
diferenciar entre libros de
filosofía, literatura, ciencia,
religión, teología e historia. Llegan a pensar que
todo lo que se lee en los libros es verdad y no se dan cuenta del
carácter del libro en
cuestión, si es religión, novela, poesía,
ciencia, historia, teología o filosofía. Esto lo
saben bien los escritores y editorialistas como para saberse
aprovechar y obtener jugosísimas ganancias, explotando el
morbo y el poco sentido crítico que tiene la
mayoría de la masa. Si de verdad tuviesen honestidad,
modestamente podrían incluir una o dos páginas
aclarando que lo dicho en el libro no tiene que tomarse como
verdad, puesto que es una novela y no un libro serio sobre la
materia que se
trate. Pero no, el orgullo y la avaricia les ciega los sentidos y
plantean grandes mentiras como innegables verdades. Que eso les
valga entonces para resistir la crítica, no ya como novela, sino como un
libro que presenta supuestas verdades en los campos del saber
respectivamente.

En su afán por hacer más creíble sus
elucubraciones literarias, este señor no se cansa de hacer
citas textuales de todo tipo de libros y temáticas. Pone
citas al pie de página de libros de historia,
religión, ciencia y, además, menciona un ordenador
o máquina que le proporciona información detallada sobre distintas
áreas del saber. Según algunos artículos de
internet y
la entrevista
e investigaciones
que realizara la revista
"interviú" del 3 de febrero de 1988,
"Fernando Lara, consejero , en ese entonces, delegado de
Editorial Planeta, reconoce que la citada revista no miente en
sus reportajes sobre el plagio del escritor J. J. Benítez,
del libro "The Urantia Book" , aunque no admite el término
de plagio para considerar la
situación"
[1]. Sus libros están
plagados de citas textuales de los libros de Urantia, del libro
de "Ummo, otro planeta habitado" de Fernando Sesma, de
la obra de Antonio Ribera: "El misterio de Ummo", de los
Evangelios Apócrifos y de tantos otros libros más.
Total que hace todo un colage; un plagio de citas textuales de
aquí y allá para fundamentar y hacer
creíbles sus inventos. Por
favor, hay que tener un mínimo de honestidad en lo que
hacemos para salir adelante con la cara en alto, siempre
anteponiendo la verdad y no nuestro orgullo y avaricia.

No sé desde cuándo se viene sembrando la idea de
poder viajar a
los distintos momentos históricos de la humanidad e
interactuar en ellos. Lo cierto es que ya tiene algo de tiempo en que
estas ideas vienen cundiendo a través de la Literatura, el
Cine y
la
Televisión. Ahí están las
películas, por ejemplo, "La máquina del tiempo",
las de "Volver al futuro", "Terminator", la serie de "Dragon
Boll"
y muchas más que directa o indirectamente
insinúan esa posibilidad. De la literatura ya ni se diga,
con las obras del aludido escritor del que hablamos, basta para
tener una idea clara de lo que manejan estos tipos de escritores.
En realidad, la idea de viajar por los distintos tiempos de
nuestra historia, no es nada nuevo. Varios escritores, entre
ellos Isaac Asomov, Julio Verne, Herbert George Wells, como
padres de la literatura de ciencia ficción, han abordado
ya esta controvertida cuestión. George Wells,
escribió su obra "La máquina del tiempo",
en la cual se plantea ya la teoría
del "Eternalismo", misma que se plantea de fondo en las
obras de J. J. Benítez.

Lo que sí abunda en Internet es la polémica de
la posibilidad o imposibilidad de los viajes en el
tiempo y, con ello, los temas que se desprenden de esta
apasionante aventura. El "Eternalismo", el "Presentismo", las
distintas "Paradojas" a las que se enfrentarían los
crononautas, el "Endurantismo", el "Perdurantismo", "Los problemas del
Espacio y el Tiempo, ampliamente discutidos y rebatidos, la
construcción de la primera "Máquina
del Tiempo", "Los Agujeros de Gusano", "La Teoría de la
Relatividad de Albert
Einstein", la "Física
Cuántica", la "Materia Exótica", "Los Mundos
Paralelos", "Las Cuerdas Cósmicas" y tantos
artículos más en íntima conexión con
la posibilidad de los viajes en el tiempo. Investigando toda esa
información que abunda en Internet, podremos tener un
panorama mucho más amplio para tener un criterio
más objetivo con
respecto a las obras de J. J. Benitez en las que sugiere la
posibilidad de viajar en los distintos tiempos y darnos cuenta
que todavía falta mucho para que esa hazaña se
logre, si es que se llega a lograr algún día y si
es que es posible. No es la intención del presente
artículo discutir y exponer las distintas temáticas
que implican los viajes en el tiempo sino, más bien,
informar al lector y acercarlo un poco más a la verdad.
Como dice el refrán popular: "El que tenga más
saliva que trague más pinole".
Así es que, si
alguien quiere informarse más, puede investigar por su
cuenta en los distintos temas que arriba sugerí.
Sólo así se dará cuenta que lo que dice J.
J. Benítez no son más que grandes mentiras que han
sido utilizadas para el éxito
lucrativo de unos cuantos.

Aclarado esto, entonces, no podemos pasar por alto el que sus
libros no tienen carácter científico,
histórico, religioso, filosófico o
teológico, son novelas y, por lo
tanto, pertenecen al género
literario de ciencia ficción, aunque él asegure lo
contrario. No podemos tomar como verdades absolutas lo que se
asegura en un libro novelado. Si quien escribe de verdad tiene el
anhelo de revelar cuestiones de índole científico,
teológico o religioso, lo más recomendable es que
lo haga a través de un libro serio, en el campo del que se
trate, explicando y desarrollando sus magníficos
descubrimientos. Que acuda con la comunidad
científica, con la comunidad religiosa, con los
teólogos y filósofos de renombre para exponer y
someter sus descubrimientos al análisis serio y riguroso. Acaso miento al
exponer mis puntos de vista. No. Así lo han hecho los
grandes y verdaderos hombres que cambiaron los paradigmas
científicos, religiosos, teológicos y
filosóficos. Galileo, Einsten, Charles Darwin, San Juan
de la Cruz, San Francisco, Santo Tomás, René
Descartes,
Sócrates,
Platón,
Aristóteles y tantos más que
escribieron y actuaron con seriedad y no lavándose las
manos diciendo que ellos no escribieron eso, que fue una persona,
muerta ya, la que les reveló y legó la valiosa
información que exponen en sus libros, postulados y formas
de vida. Ellos si tuvieron el valor para
sostener sus afirmaciones con seriedad y convicción ante
cualquiera y donde quiera, al grado de dar la vida por lo que
creían y enseñaban (Sócrates).

Dejemos de lado el aspecto emocional y seamos más
objetivos en
nuestro estudio de las cosas. ¡Qué ganamos
equiparando con Satanás a los escritores que atentan
contra las bases de la religión! solamente provocamos que
se hagan las víctimas. Que si se valió de
éste o aquel libro para escribir tanta sandez, eso no es
lo esencial. Que si le está quitando la fe a tanta gente
sencilla, humilde y poco entendida o si se las está
devolviendo, eso no es el problema de fondo. Que si está
desprestigiando descaradamente el catolicismo y sus estructuras
jerárquicas, todo eso pasa a segundo plano según mi
parecer y la lógica
que me lleva a pensar así. Hay que ir a la raíz, a
lo que sustenta sus afirmaciones, al virus que
daña todo el organismo y eliminarlo, arrancarlo,
destruirlo y, sólo así, podremos terminar
definitivamente con sus subsecuentes afirmaciones y teorías. Cabe preguntarse entonces
¿Cuál es el problema de fondo, la raíz que
le da vida al árbol que ha sembrado y que ofrece sus
engañosos frutos? Únicamente cuando tengamos
detectado el virus, el problema de fondo y la raíz
principal de tan maléfico árbol, es entonces que
podremos acabar con todo definitivamente.

De acuerdo a lo leído en los libros de J. J.
Benítez, el primer diagnóstico que se me antoja tiene que ver
con las realidades temporales. El tiempo. Ya desde un principio
encontramos una interrogante introductoria bastante compleja como
para no dejar lugar a dudas en tan escueto análisis. Pero
atengámonos únicamente a lo que plantea J. J.
Benítez. En Caballo de Troya, el tiempo tiene que ver con
la permanencia eterna de todos y cada uno de los hechos pasados y
futuros. Todo lo que se ha hecho y se haga, materialmente,
estará siendo eternamente. Para que sea más
asequible la cuestión, podríamos comparar lo dicho
con miles de colecciones fotográficas de todos y cada uno
de los hechos de todo cuando existe. A su vez, tener la
oportunidad de meternos en cualquier escena de la historia a
través de la foto e interactuar con los personajes y el
ambiente de la
fotografía
en cuestión. Cuando jugábamos a las canicas con
nuestros amigos en una algarabía febril; cuando, a
hurtadillas, robamos por primera vez golosinas en la tienda de la
esquina; el momento en que, con nuestro trompo en mano zumbando
en su girar a todo lo que da, sacamos las monedas del
círculo. Cada uno de esos momentos, si recorremos el
tiempo, año, mes, hora, minutos y segundos de ese
entonces, podemos volverlo a vivir e interactuar ahí. Todo
esto genera preguntas interesantes. ¿Y si nosotros somos
un hecho ya sucedido que sigue sucediéndose eternamente?
¿Y si todo ha sucedido ya sin dejar de sucederse?
¿Serán, acaso, los OVNIS,
personas de tiempos futuros que visitan nuestro tiempo con
tecnologías súper avanzadas? Lo que propone
Benítez, analizándolo a fondo, nos lleva a estas
conclusiones que, a lo mejor, ni él mismo se esperaba.

¿Quiénes tienen la posibilidad de viajar a
tiempos o momentos históricos pasados o futuros? La
pregunta generará más cuestionamientos que
respuestas, pero la solución es fácil. Las
únicas personas que pueden viajar a realidades temporales
pasadas o futuras son aquellas que disponen de tecnologías
lo suficientemente avanzadas como para realizar tan asombrosa
proeza. Si lo enmarcamos más concretamente, concluimos que
a partir de mediados del siglo veinte en adelante, esto,
obviamente, si nos atenemos a lo escrito por J. J.
Benítez. Es decir, del año uno de nuestra era hasta
el año de 1950, no hay posibilidad de que las personas de
esos tiempos viajen al pasado o al futuro. Pero,
¿Realmente se puede vivir de una manera idéntica,
incluyendo toda circunstancia, lo que se vivió el
día de ayer? No olvidemos el efecto mariposa, todo lo que
hagamos, por mínimo que sea, repercute, a la larga, en
gran escala. Si, como
dicen los libros de Caballo de Troya, viajaron a distintos
tiempos de la vida de Jesús y otros momentos importantes
relacionados con la historia bíblica, su paso en ese
pasado, presente ya, tuvo repercusiones importantes para los
siguientes futuros. ¿Qué tipo de repercusiones
pueden tener esos supuestos viajes? Eso no lo sabemos a ciencia
cierta ni no los puede exponer el señor J. J.
Benítez en algún otro libro que aclare el
misterio.

Otra pregunta más que queda flotando en el aire. Si ya
viajaron muchas veces al pasado, lo cual nos lo narra
detalladamente en su saga de Caballo de Troya don Juanjo, como le
llaman también. ¿No es posible que lo sigan
haciendo y, ya no solo al pasado, sino también al futuro y
a tantos momentos históricos interesantes? Es un
descubrimiento demasiado tentador, el cual podría provocar
cambios desastroso en cualquier futuro inmediato o lejano? El
mayor murió y únicamente se quedó y
legó, "supuestamente", todas aquellas peripecias de los
viajes a J. J. Benítez, pero fueron los viajes que se
hicieron solo mientras fue parte del equipo, pero
¿Qué pasó con todo ese equipo conocedor y
poseedor de tan asombroso descubrimiento? Como dicen: "Un
gran poder contrae una enorme responsabilidad".
Se pueden cambiar los
rumbos de la historia con solo girar una palanca en el pasado.
Siempre hay muchos intereses de por medio por parte de la gente
poderosa y, con ese descubrimiento, no podemos ni imaginar lo que
harían.

Con los planteamientos de fondo podemos pensar y preguntarnos:
¿Quién nos asegura que este momento no es presente
sino pasado? Las personas del tiempo al que viaja Jasón
(El Mayor) y Eliseo (Su Hermano) creen vivir un presente, y lo
es, ciertamente, pero para nosotros ya es un pasado muy lejano,
recordado solo por la historia bíblica y otras fuentes. Si
todos los hechos están materializados y en movimiento
eterno, ¿Quién nos asegura que nosotros no seamos
un hecho ya sucedido dentro del tiempo, al cual puede viajar otro
Jasón de tiempos futuros? Los ovnis, el aspecto de la
Ufología, ciertamente, como sus siglas indican, son
"Objetos Voladores no Identificados", pero cuando se sabe
qué es eso no identificable, dejan de serlo. Pueden ser
aves, globos,
basura o
cualquier otro elemento en el espacio y no precisamente seres
extraterrestres con tecnologías de punta capaces de surcar
los espacios a velocidad
luz.
Cómo líneas arriba mencioné, pueden ser,
según las conclusiones a que se llega tomando como verdad
la posibilidad de viajar atrás en el tiempo, gentes de
tiempos futuros con tecnologías superiores a las nuestras
que visitan, de igual manera, los distintos momentos de la
historia de la humanidad.

En cualquier lugar que nos encontremos, se siguen sucediendo
millones de hechos, tanto en tiempos pasados como futuros.
Aquí, en este lugar donde estoy sentado, se está
sucediendo una pelea, un beso amoroso, un homicidio,
está naciendo un bebé, un árbol empieza a
germinar, una madre llora, un perro ladra, un enorme edificio se
yergue orgulloso, aterriza una súper nave espacial o
qué sé yo, pero todo ello, en distintos tiempos y
circunstancias. Si recorremos el tiempo 50 años, a las
12:30 con 38 segundos, en el mes de octubre, podemos encontrarnos
con la madre que llora o presenciar el nacimiento de un
bebé, o toparnos con una inmensa nave espacial, mirar un
rascacielos y, todo ello, en este mismo lugar, con solo recorrer
o avanzar el tiempo unos cuantos años. La materia tiene un
tiempo y un espacio en el que nada más puede estar a la
vez. Puedo estar ahora en el mismo espacio dónde no
sé qué hubo antes o lo que habrá o hay
después, pero no en el mismo tiempo. Si me salgo de mi
tiempo y continuo ocupando el mismo espacio, es muy posible que
choque con elementos que ocupan ese mismo espacio o que me
destruya al aparecer dentro de un volcán o una
montaña. Si pudiésemos salir de nuestro tiempo y
entrar en otro distinto del nuestro, no se podría ocupar
ningún espacio, porque alteraríamos las
circunstancias o moriríamos en el efecto. Nuestros
elementos físicos podrían absorber, si es en el
espacio, aves, humedad, niebla y todos los elementos
físicos que hay dentro de la naturaleza.

Nuestra materia es la misma con la que vivió un asno de
hace mil años; es la misma materia con la que fue animado
Francisco, Juan, o Alberto. Si viajo al tiempo de ese burro es
posible que el jumento en cuestión muera, porque él
y yo compartimos la misma materia. A lo creado no le podemos
agregar más materia de la que ya existe. Viajar a otro
tiempo con nuestra misma materia significaría, de fondo,
crear más materia. No olvidemos los elementos materiales de
la nave, los cuales pertenecen y se encuentran dispersos en la
naturaleza de dicho momento. Nada de la nada puede ser. No puedo
materializarme en otro tiempo porque mi materia, en ese momento
al que pretendo viajar, está siendo ocupada por otras
entidades vivientes o elementos de la naturaleza. De lo
contrario, agregaríamos más materia al universo, cosa
que es imposible e ilógico. Según el principio
físico, la materia no se crea ni se destruye, solamente se
transforma. Dado lo anterior, viajar a otros tiempos no es
posible ni lógico. ¿Qué pasa si viajo cinco
años atrás en mi vida? Me encuentro conmigo mismo,
más joven, pero con mi misma materia. Y yo no puedo
existir en ese momento de una manera real dos veces, porque mi
materia está siendo utilizada y no puedo crear más
materia de la ya dada.

Para aceptar a totalidad la posibilidad de los viajes
transtemporales, es decir, del tránsito de los llamados
crononautas, tendríamos que idear una nueva teoría
o ley acerca de la
materia: "La materia no se crea ni se destruye, solo se
transforma".
Sí, por que la materia que compone mi
cuerpo y toda la masa que se pretende llevar hacia el pasado o
hacia el futuro, tanto en ese pasado posible como en ese futuro,
está siendo utilizada por distintas formas en la
naturaleza. Y, aclaro, no por una sola forma, por distintas
formas; dosificada en las plantas, animales,
rocas,
edificios, naves, personas etc. Es lógico pensar,
entonces, que si queremos viajar al pasado con nuestra materia y
la materia de la posible máquina del tiempo, toda esa masa
en conjunto, en ese pasado al que se pretende viajar, está
siendo utilizada por distintas y variadas formas y, por tanto,
para lograrlo, tenemos que enviar, desde ese pasado o futuro, la
misma cantidad de materia—masa, al presente del cual
partimos. Son las paradojas que surgen si aceptamos como
válida la teoría de los viajes en el tiempo. Los
paradigmas de la ciencia cambiarían a totalidad. Para
poder resolver el asunto hay quienes se aventuran en lanzar la
teoría de los mundos paralelos. Hay miles de posibilidades
vividas en esos distintos mundos que se multiplican al por mayor.
Es de risa pensar en esa absurda posibilidad.

Los viajes
transtemporales y temáticas afines

Si el Eternalismo es en realidad como se explica, no podemos
negar que de lo único que somos totalmente conscientes, es
de nuestro presente. Si los hechos nuestros del pasado
están ahí, en la dimensión temporal,
están sucediéndose eternamente, son contingentes y,
a la vez, estáticos, como una canción que la
podemos repetir las veces que queramos, son hechos de los que ya
no estamos conscientes. Nadie puede viajar al pasado, porque
doquiera que uno vaya vivirá siempre su presente, tanto
como para uno como para los del tiempo que visitemos. Las
personas del tiempo que visitemos viven un presente y, nosotros,
como crononautas, siempre estaremos viviendo un presente en
distintos supuestos tiempos. El presente es inevitable por que lo
llevamos en la conciencia. El
pasado o el futuro son imaginarios; son ilusiones con las que
siempre vivimos.

Una máquina del tiempo será una gran
tentación latente con graves consecuencias. Seguro que muchas
personas querrán cambiar su presente "trágico"
yendo al pasado o, de la misma manera, habrá quien se
aventure a tiempos futuros para traer curas al momento del cual
partió. Todo ese movimiento, ese tránsito por los
distintos tiempos generará paradojas difíciles de
resolver. No por nada Stephen Hawking ha lanzado la teoría
de la "Protección Cronológica". La misma naturaleza
del universo se encarga de impedir que el ser humano viaje en los
distintos tiempos para proteger el orden existente. Es una
especie de policía encargada de impedir que interfiramos
en cualquier momento de la historia, no habiendo excepciones para
nada ni nadie.

Habría que meditar también en la circularidad
del tiempo. Si se inventa una máquina del tiempo, pueda
que alguien viaje donde ya no haya tiempo ni existencia de formas
de vida conscientes o donde no haya materia que es la que da la
posibilidad del tiempo. Donde sea la Nada Absoluta, como le dicen
los científicos. Si el tiempo es lineal, es una
dimensión más, entonces es infinito y siempre
habrá la posibilidad de viajar a tiempos futuros
inimaginables. Si el tiempo es circular llegaremos siempre a un
mismo momento vivido.

Para Dios un día son como mil años y mil
años es como un día. Desgraciada o afortunadamente,
casi a totalidad, nuestro razonamiento se basa en las
experiencias sensoriales, es demasiado pobre para poder
comprender los grandes enigmas que encierra el universo.
Siempre queremos ver, medir, comprobar, pesar y sentir. Es el
método
científico. Quién sabe si haya otras realidades
tan distintas para nosotros y así poder potencializar
nuestro intelecto y racionalizar de acuerdo a esas otras formas
de ser del mundo. Mientras tanto, nuestros razonamientos
seguirán siendo pobres y en demasía llenos de
subjetividad.

En los aludidos libros de Caballo de Troya, hay dos momentos
históricos paralelos, lo que vive Jasón y Eliseo
(Los dos tripulantes de la nave del tiempo) con Jesús y
sus apóstoles y lo que viven los del tiempo futuro o
presente, el General Curtiss y toda la pléyade de
técnicos y científicos inmiscuidos en el proyecto. Ambos
momentos se realizan en el mismo lugar y con la misma materia, lo
único es que son tiempos diferentes. En los dos tiempos,
la materia, ya sea animada o inanimada, está jugando su
papel. Es la misma materia pero en tiempos distintos. No hay
más ni hay menos, solo que en un tiempo toma unas formas
muy diferentes a las del otro. ¿Cómo es que la
misma materia, simultáneamente, puede estar siendo
participada por diferentes formas o entidades vivientes?
¿Acaso se generó más materia? La misma
materia no puede estar en acto en dos tiempos diferentes con
diversidad de formas porque, de lo contrario, no sería ya
la misma materia, sino una generación exagerada de la
misma. Creo que este asunto de la materia, para el caso, ya
quedó lo suficientemente zanjado en este y los anteriores
párrafos. Sobre el particular podemos consultar libros
especializados de física y filosofía para arribar a
conclusiones cada vez más explicitas.

Pero si es cierto que J.J. Benítez ha dicho que el
personaje del Mayor es una invención y que lo de "La
Cuna", la máquina del tiempo con la que pudieron viajar al
tiempo de Jesús, es también un invento más,
entonces sus novelas y las afirmaciones que hace se vienen abajo
automáticamente. Son éstas las bases de sus libros
más importantes y vendidos y por los que más
seguidores se ha granjeado en su flamante carrera como escritor.
Es de ahí donde puede darle vida a todas las demás
ideas que maneja en sus obras y, si las bases de sus obras son
puro cuento, todo
se viene abajo como en efecto domino. Pero retractarse a estas
alturas ya no le importa, de todas maneras ya logró mucho
éxito y riqueza. No tendría caso, por tanto,
aventurarse a rebatir las principales mentiras que son las
raíces de muchos de sus libros. Más como, que yo
sepa, nunca lo ha hecho de una forma oficial y
públicamente, entonces sigamos adelante con la
perorata.

Con la justificación de haber sido testigo ocular de
los hechos más importantes sobre la vida de Jesucristo,
Juan José Benítez pretende escribir una nueva
Biblia. La Biblia, el canon oficial de la Iglesia,
según él, está plagado de errores y
mentiras. Gracias a que, "supuestamente", él vivió,
convivió con Jesús y sus mismos apóstoles,
fue testigo presencial de los momentos importantes como los
milagros, escuchó a Jesús y sus discursos y,
por qué no, con cierta modestia, insinúa
tácitamente ser un apóstol más y
discípulo del maestro, gracias a todo ello se da el lujo
de pretender rescribir la historia bíblica. Sus libros de
caballo de Troya son la verdad sobre la vida de Jesús y
sus apóstoles; son la versión más fidedigna
sobre la historia bíblica de Israel y los
dichos y hechos de Jesús de Nazaret. La Biblia, la que
todos conocemos, es una mentira. Pero, se
me olvidaba, no es él quien lo dice, es el mayor, un
piloto norteamericano que, providencialmente, le legó
todos esos importantísimos documentos antes
de morir. Así que no hay por qué reprocharle nada,
él sólo hizo público lo que un piloto
veterano norteamericano le legó; solamente cumplió
con la última voluntad de ese pobre viejo que
convivió con Jesús, la de dar a conocer al mundo la
verdad sobre los hechos y dichos del Galileo. Juan José
Benítez le tocó hacerse millonario gracias a la
venta descomunal
de tan importante revelación, nada más. Es
fácil lavarse las manos como Pilatos; es fácil
ponerse el parche antes de la herida; es de cobardes tirar la
piedra y esconder la mano. Los verdaderos y auténticos
hombres que revolucionaron la ciencia, la religión, la
historia o la filosofía, postularon sus ideas afrontando
siempre a sus opositores y no escondiendo la cara.

Hay un excesivo afán por desprestigiar el catolicismo,
su jerarquía, sus dogmas y su doctrina. Detrás de
todo ese fanatismo hay, seguramente, un algo muy profundo que lo
ha hecho emprender ese camino de odio, de resentimiento y de
desprestigio que ha plasmado en todas y cada una de sus obras. No
entiendo cómo es que una persona que fue educada en el
Opus Dei y con los maristas, pueda ahora ensañarse
cruelmente con la Iglesia que lo amparo en su
seno. ¿Qué vio, qué le enseñaron,
qué le hicieron los maristas y los del Opui Dei para que
su corazón se
llenara de veneno? Solamente él y Dios lo saben.

Los temas relacionados Con las Escrituras Canónicas
siempre serán de interés
para la gente, más si se presentan como nuevos
descubrimientos y con el fin de despertar el morbo con grandes
mentiras presentadas como verdad. Muchas personas ambiciosas se
valen de personajes como Cristo, La Virgen
María, Los Evangelistas y de Instituciones
como la Iglesia Católica, para lograr éxito
económico. Escriben sandez tras sandez poniendo
títulos atractivos para despertar interés y llamar
la atención. Pobre gente que lo único
que le interesa es llenarse de veneno y no de odio. Pobres
escritores que escriben barbaridades sobre la Iglesia
Católica, sobre Jesucristo y la Virgen María para
poder catapultarse al éxito. Quieran o no se sirven de
ello como de trampolín.

Los que entienden bien la religión cristiana saben
perfectamente que lo esencial para la vida buena y virtuosa
está plenamente delineado dentro de las escrituras
canónicas que se conocen. ¿Qué verdad se nos
ha ocultado? Nada, puras patrañas de la gente que no sabe
de lo que habla. Los libros apócrifos cualquiera los puede
consultar, están a la venta en muchas librerías. Si
realmente estuviésemos en el error no
encontraríamos grandes ejemplos de santidad de los
cristianos más insignes en la historia. Leyendo la vida de
San Francisco, la de la madre Teresa de
Calcuta, la de San
Agustín, la del Padre Pío, la de Gandhi,
incluso, que creía en Cristo, y observando la vida misma
de santidad en que viven muchas personas de nuestro tiempo y de
nuestro entorno, nos damos cuenta que la verdad cristiana nos
conduce dócilmente al seno del Padre. El error no puede
conducirnos nunca a la verdad. Lo esencial es que se nos
enseña a amar a nuestro prójimo como a nosotros
mismos y aquí está toda la ley y los profetas
resumidos. Si vivimos esto, para que queremos más. Esto
nos conduce al Padre, a la verdad, a la verdadera felicidad.
Nunca se nos ha enseñado a odiar, a guardar rencor, a
vivir lasciva y disolutamente, a procurarnos solo la vida
presente, a dejarnos guiar por el obsesivo orgullo, a dominarnos
por la ira, sino todo lo contrario, se nos enseña a amar,
a perdonar, a ser humildes, a ser pacíficos, sencillos,
alegres y a vivir en plenitud el amor. Eso
es lo esencial, esa es la verdad, lo demás son cuestiones
secundarias que paulatinamente se comprenden. Si hay malos
ejemplos de muchos cristianos, es por responsabilidad de ellos,
porque no se saben dominar y no porque la religión
así se los enseñe.

No entiendo a las personas que han tomado las lecturas de
estos libros como camino espiritual para acercarse a Dios. Hay
tantos libros que se pueden leer cuando uno se quiere iniciar en
la vida devota, justa, piadosa y luminosa. El que busca la
verdad, pero la verdad en serio, la encuentra; el que busca el
error, también da con él. Cuantas personas no se
empeñan por encontrar malos ejemplos, defectos o chismes
en las religiones; se
empeñan en sembrar en su corazón la cizaña,
el veneno que los hará perecer y, naturalmente, lo
encuentran. Vean siempre al cielo, piensen en él y
algún día lograrán llegar a Dios. Más
si buscan el fango, la cochinada, el desperdicio, lo único
que lograrán es vivir inmersos en la porquería sin
poder salir ni mirar el cielo. Si son sinceros y buscan la verdad
no tardarán en encontrarla. Lean la Biblia, lean la
Imitación de Cristo de Tomás de Kempis, La Vida
devota de San Francisco de Sales, las biografías de San
Francisco de Asís con San Buenaventura y con Tomás
de Celano, como principales biógrafos, la biografía e ideales
de Gandhi, de la madre Teresa de Calcuta, las poesías
de Amado Nervo y tantos libros de religión que abundan en
las librerías. En el Cine está la vida de San
Francisco "Hermano Sol y hermana Luna" con Zefirelli, "Entre el
Cielo y el Infierno" sobre la vida del Padre Pío, "La
Pasión de Cristo", "Marcelino Pan y Vino", "Los diez
mandamientos", bueno, la lista es interminable. Hay tantas cosas
que podemos aprender para avanzar seriamente en el camino
espiritual si de verdad tenemos humildad y sinceridad en nuestra
búsqueda de la verdad. Esos libros de Benítez lo
único que hacen es sembrar la confusión, la duda,
la cizaña, lo que nos aleja del verdadero camino de Dios.
No son libros serios, mienten con total alevosía y
ventaja.

Conclusión

Los viajes en el tiempo aún no son una realidad, para
poder lograrlo, si se llegará a realizar tal proeza, hace
falta resolver muchos problemas que presenta la hazaña en
cuestión. Son problemas de muy difícil
resolución, tanto de carácter técnico, sobre
todo, como los relacionados con las paradojas, con la
física y la filosofía. Los libros del señor
Juan José Benítez no son libros de Ciencia,
Religión o Historia, son novelas de Ciencia
Ficción, por lo que sus contenidos no se deben tomar como
verdades irrebatibles en los temas que aborda. Según lo
expuesto en este humilde artículo, es imposible poder
viajar por los distintos tiempos. Los verdaderos avances
científicos se hacen a través de revistas de
divulgación científica y no en libros de novelados
de Ciencia Ficción. Sólo vivamos intensamente
nuestro presente sin preocuparnos en demasía por lo que
fue o vaya a ser. De todas maneras nadie es eterno en el mundo y
serlo sería aburrido. El presente es inherente a nosotros
a cualquier tiempo que vayamos y nunca podremos escapar de
él.

Continúen por el caudal del conocimiento y
en sus descubrimientos que hagan no sean egoístas, denlos
a conocer al mundo. Muchas gracias por leerme, espero haya sido
de su agrado lo aquí expuesto. Cualquier duda o sugerencia
no duden en escribirme. hermeapostol1980[arroba]hotmail.com

Notas

Debo señalar que, por lo que respecta al tiempo, tanto
al objetivo como al subjetivo, no es más que una
referencia para situar a la materia en sus distintas formas,
circunstancias y hechos trascendentes. Para la materia no hay
tiempo, sólo cambio de
formas y circunstancias. El tiempo es eso, lo que nos permite
situar hechos en su momento preciso para su estudio.

El futuro es posibilidad, posibilidad constante, más
nunca podremos llegar a él, pues el presente siempre lo
devorará antes de que se haga realidad. El pasado es mera
ilusión de personajes inconscientes pero presentes en las
memorias de
los libros y de un puñado de personas estudiosas y de
testigos presenciales de ciertos hechos y momentos
históricos. Tanto el pasado personal como el
colectivo, el cual está consignado en escuetas
páginas de los libros dedicados a ello con hechos
supuestamente significantes para el acervo cultural de un
país, de una colonia, de una tribu, de una raza, etc., es
un pasado lleno de presentes pasados. Es demasiado inexacto
nuestro lenguaje
hablando en términos de tiempo. No hay segundos, horas,
años, meses, días ni minutos presentes,
únicamente hay presente; momentos presentes. En una
disertación que hace "San Agustín" en su
libro de las "Confesiones" sobre el tiempo, se indica
más a detalle lo que acabo de mencionar.

 

 

 

 

Autor:

Hermelando Alvíter Martínez

[1] Nota tomada de la Revista Interviú
del 3 de febrero de 1988. En la aludida revista se encuentra
una entrevista
detallada con Fernando Lara, enfrascándose en la
polémica de si es o no plagio lo de Benítez.

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